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Dijo que se había ido a Buenos Aires pero apareció en San Juan

La Justicia lo buscaba desde hace un par de días tras una denuncia que dejó asentada el propietario de un taxi. El trabajador del volante en realidad viajó a las sierras y luego a la provincia cuyana, donde finalmente quedó detenido

En la provincia de San Juan detuvieron en horas de la tarde de ayer a un taxista que era buscado por la Justicia local desde el pasado jueves.

El detenido, identificado como Pablo Antonio Rivero (28), armó una historia para hacerle creer al dueño del taxi que le había salido un viaje a Buenos Aires, cuando en realidad nada de eso ocurrió.

Con el vehículo que utilizaba para trabajar, propiedad de un tercero, Rivero no viajó a Capital Federal, sino que emprendió viaje hacia las sierras de Córdoba, donde, según lo indicado por la Justicia, recorrió ciudades como Villa Carlos Paz y Alta Gracia.

Utilizando un vehículo que no le pertenecía, el taxista cruzó hacia San Juan, donde este lunes fue detenido por personal de la Sección Defraudación y Estafas de la Policía de dicha provincia.

Denuncia y búsqueda

La Fiscalía de Instrucción de Tercer Turno, a cargo de René Bosio, comenzó a investigar el jueves 21 de julio, fecha en la que fue asentada una denuncia. Ese día el dueño del coche contó en la Unidad Judicial que llevaba cuatro días sin tener novedades del taxista al que le alquilaba el auto.

Este lunes, horas antes de la detención de Rivero, Bosio recibió en su oficina a los medios de prensa, oportunidad que utilizó para dar a conocer el caso.

El fiscal explicó que la estafa de Rivero empezó el domingo 17 de julio, cuando le comunicó al dueño del móvil que le había salido un viaje a Buenos Aires.

El taxista estafador mantuvo contacto con el propietario del auto hasta el martes 19 de julio, fecha en la que se cortó la comunicación.

Rivero inventó otras tantas historias más. Por ejemplo, dijo que cuando regresaba de Buenos Aires pasó a cargar gas en Marcos Juárez. Falso.

También dijo que en dicha ciudad se topó con dos pasajeros que acababan de descender de un colectivo, quienes le pidieron que los trasladara a Córdoba capital. También falso.

El martes 19 de julio, ya enredado en su propio cuento, Rivero le dijo al dueño del taxi que había dejado el auto en el lavadero. Esa misma tarde Rivero volvió a tender un puente de comunicación para avisar que junto con su familia se encontraba en un sanatorio. Fue la última mentira. Después el contacto entre ambas partes se cortó. La denuncia fue radicada el jueves 21 y a partir de allí comenzó la investigación judicial, que en el día de ayer terminó con la detención de Rivero.

Antes de que aparezca el taxista, Bosio reconoció que había muchas partes del relato que no llegaban a entenderse.

“Hay cosas que nos llaman la atención y que no nos cierran. Por ejemplo, el hecho de que una persona desaparezca y que sus familiares no den aviso a la Policía”, mencionó el magistrado.

Además, dijo que les llamó poderosamente la atención que los familiares de Rivero no se encuentren en la vivienda cuando fueron a inspeccionarla.

“Ningún familiar ha reclamado y, en principio, no tenemos ningún reporte de algún accidente que lo involucre y tampoco manejamos la hipótesis de un secuestro o desaparición forzada”, había dicho Bosio ayer a la mañana.