Cabe señalar que en las últimas semanas tomaron estado público decenas de casos de pacientes oncológicos que dejaron de recibir su medicación de forma gratuita por decisión del gobierno de Javier Milei.
Por ejemplo, este medio, a mediados de febrero, había dado a conocer la incertidumbre que sentía Myriam Squiare, otra villamariense que alzó la voz para que Nación le envíe la medicación y así poder dar continuidad al proceso de quimioterapia.
El caso de la joven Camila Giménez fue similar. Al respecto, su hermana comentó: “Ella murió sufriendo muchísimo. Las pastillas nunca las recibió. Llamamos porque ella las necesitaba cuanto antes. No importa si fue diagnosticada hace un mes o dos meses, ella tendría que haber arrancado el tratamiento después de la cirugía. Si no fuera por el doctor Suárez, no habría llegado a tomar ninguna. Ella había arrancado el tratamiento recién el lunes pasado. Llegó a tomar una sola pastilla”.
Glioblastoma de grado 4
La entrevistada, ante una consulta que le hizo una periodista de este medio, brindó detalles del duro proceso que atravesó su hermana, por el cual tristemente perdió la vida.
“Esto comenzó hace prácticamente seis meses, cuando ella comenzó a ir al Hospital Pasteur con un fuerte dolor de cabeza, donde no le daban importancia. En la guardia recibió muy mala atención. La mandaban a la casa, le ponían suero y otras cosas que nada que ver con la enfermedad”, relató Yésica.
En esa línea, dio a conocer cómo fue que le diagnosticaron la enfermedad. “El 6 de enero la llevan descompuesta (al Hospital) porque tuvo un ataque de epilepsia. Ese día con urgencia la llevan a hacerle la tomografía que le habían pedido dos meses antes. Ahí descubren que mi hermana tenía un tumor llamado glioblastoma de grado 4, el cual, aunque el doctor haya conseguido la pastilla, estaba tan avanzado, no se pudo hacer nada”.
La mujer se mostró muy agradecida con la atención que le brindaron a su hermana en el área de terapia intensiva del Pasteur, como así también con la labor que llevaron adelante los responsables de los servicios de neurocirugía y oncología del mismo establecimiento. No obstante, puso en evidencia que el trato fue totalmente diferente en la guardia.
“El miércoles pasado llevamos a Camila al médico; la guardia del Hospital Pasteur siguió teniendo una mala atención”, hizo saber Yésica.
“Llegamos con una ambulancia particular, y en la entrada no me querían prestar una silla de ruedas. Cuando logré que me presten una, la llevaron mal a la parte de arriba. Ella arrastraba los pies porque no tenía fuerza en sus piernas, y yo iba sosteniendo su cabeza. Recibimos muy mala atención. Si mi hermana no está hoy con nosotros es porque en la guardia del Hospital Pasteur se portaron muy mal”, expuso.