Si bien fue el primer éxito del talentoso volante villanovense en el fútbol kasajo, se suma a los 5 que obtuvo en Letonia con Liepaja y el Rigas Futbols Skola (RFS Riga).
Strumia es el capitán y figura del FC Aktobe, que “hacía 16 años que no ganaba la copa. Es un club muy importante, con una hinchada que llena todas las canchas, y en nuestro estadio con capacidad para 20 mil espectadores, siempre queda gente afuera, porque se llena”.
Consideró que “fue una locura, porque lo dimos vuelta después del tiempo cumplido. No terminamos de festejar el empate, que ya estábamos festejando el gol del triunfo. Se jugó en la capital, y cuando volvimos la gente nos esperó en el aeropuerto”.
Un día soñado, una copa soñada
Se predispone al diálogo con su habitual gentileza y cuenta una historia de película que suma éxitos y situaciones increíbles de un futbolista argentino, que triunfa en países lejanos y exóticos. “Estoy muy feliz, tomando unos mates con mi mujer (María Luz Ortiz) y mi hijo Liams (3 años). Ya entrené por la mañana, y el viernes nos espera un clásico decisivo, porque Kairat nos lleva 1 punto, y lo recibimos. Es un derby clave. Nosotros estamos a 3 puntos del líder, en cuarto lugar, pero podemos terminar la fecha en el primer puesto”.
Destaca que “la final de la Copa de Kazajistán fue una locura. Justo en el día de mi cumpleaños (32) se me dio este logro. Viví un día soñado, en un año soñado en Kazajistán, donde nos tratan muy bien, nos respetan y nos quieren”.
Agrega que “no nos gusta hablar del esfuerzo que hacemos, porque hay mucha gente que hace más esfuerzo que nosotros, pero es la recompensa a tantos años afuera del país, y es fruto de ese esfuerzo”.
Señaló que “ahora estoy relajado, pero la verdad lloré mucho, porque cuando levanté la copa como capitán principal que soy este año del Aktobe, era una responsabilidad grande, una exigencia de un club grande, y te pasa toda la película de estos 10 años lejos de casa cuando se dan estos títulos”.
Insistió en que “no pudo ser más gratificante. Dios quería que se nos diera de esta manera, parecía un guión escrito de película, porque yo me enteré de que la final iba a ser el día de mi cumpleaños, y les dije a todos que esto iba a pasar. Ser capitán de un equipo que perdía en cuartos, empatamos a los 90’, y ganamos en tiempo extra. En semis, ganamos 2-0, pero perdíamos 2-1 en la revancha, y jugamos más de media hora con un hombre menos. Y en la final, perdíamos 1 a 0 hasta el minuto 88’, cuando el árbitro nos dio un penal mediante el VAR. Empatamos y 1’ después lo dimos vuelta. Estábamos casi afuera, y festejamos 2 goles seguidos y terminó. Hacía 16 años que esta gente soñaba con esta copa”.
Diez años después
El villanovense emigró en 2015 a Letonia. “Después de jugar en Alumni, me llevó Martín Roganti al Liepaja de Letonia. Hace 10 años que juego afuera del país, y no descarto volver. Ser capitán de un club grande que necesitaba ser campeón después de 16 años, transformó a esa final en el partido más importante de mi carrera”.
Aclaró que “me había tocado ser campeón como capitán en Liepaja y Rigas, pero fue mi primer título en Kazajistán, el día de mi cumpleaños y con una carga de exigencia grande. Fue soñado. Gané títulos en Letonia, pero en Kazajistán le ganamos al anterior campeón, al líder, y al clásico rival regional”.
Clasificado a Europa League
Reconoció que “era tan valioso porque esta copa nos clasificó a la Europa League”.
Indicó que “el DT me dio la cinta y es hermoso. El capitán emigró, y es un orgullo serlo en Aktobe”.
Explicó que “es una responsabilidad y me gusta esa presión. En el plantel hay jugadores de varios países. No hablo tanto, pero soy muy positivo y me gusta ayudar al compañero. Doy todo, no me guardo nada, vivo así el fútbol, y lloré porque es mi forma de sentirlo”.
Reseñó que “pasan muchas cosas por la cabeza cuando llevas tantos años lejos de casa. Los cumpleaños solos, fiestas de la familia y los amigos, los momentos difíciles solos con mi señora y mi hijito, nos desdoblamos para ayudarnos. Yo jugué lesionado, y el DT me lo reconoció. Saben que sólo si me llevan al hospital salgo. Nuestra vida es muy rutinaria, muy sana, y de máximo cuidado. Ni Fernet tomo”.
Una vida dedicada al fútbol
Destaca que “ser campeón en los 3 clubes en los que jugué en Letonia y Kazajistán es increíble”.
Resaltó que “mi mujer es el pilar de mi carrera, porque me banca en todas. Lo máximo que nos pasó es nuestro hijo. Decidimos juntos”.
Se fueron de copas con Liams (3 años). Strumia posa con su señora María Luz Ortiz y su hijo.
Diferenció “Letonia de Kazajistán. Nos ayudó vivir tantos años en Letonia por el idioma, porque en ambos países se habla el ruso, pero son culturas diferentes. Gané 6 títulos, y no me olvido de los 5 que gané en Argentino, Alem, Rivadavia y los dos en Alumni, pero estos fueron en países que nunca hubiese soñado jugar, y me aman”.
Reconoció que “mi hijo nació en Letonia, y siempre estaré agradecido a ese país. En Kazajistán viví otro año soñado. El contrato se termina, la prioridad es seguir en Aktobe, pero evaluaremos ofertas”.
Apuntó que “en Kasajistán se pasa de los 45° en verano a los 45° bajo cero en invierno. Es bravo”.
Va por todo, pero siempre vuelve
Sostuvo que “es un año soñado, sólo falta coronarlo con la Liga. En noviembre volvemos a ver a la familia. Liams va al jardín, y habla con los kasajos. Con María Luz no lo podemos creer. Nos da fuerzas. Acá inglés hablan pocos, el ruso es difícil, y el kasajo imposible. Con el dulce de leche y el mate, ‘la Flaca’ cocina muy bien, pero se extraña”.