¿Cómo está el contexto macroeconómico hoy?
Hoy tenemos varias realidades en simultáneo. Desde el punto de vista financiero hay una gran euforia porque viene bajando el riesgo país, mejora el valor de las acciones, una inflación que, si bien todavía es alta, va descendiendo, y una tasa de interés que también cae. Pero en lo que hace a la economía real todavía con muchas complicaciones, fundamentalmente para la pymes. Y acá juega, por un lado, la caída del consumo como consecuencia de la pérdida del poder adquisitivo de los salarios y, por otro lado, tenemos una pyme complicada para recuperar su nivel de actividad. Los sectores altamente demandantes de mano de obra, que es construcción, comercio e industrias, les está costando recuperar. Si bien es cierto que CAME, por primera vez, durante octubre, ha mostrado un crecimiento anual positivo en comercio, no en industria. La industria todavía sigue abajo, pero en comercio sí hubo una mejora. Esto obviamente es consecuencia de una recuperación de parte de los salarios, tanto formales como informales, fundamentalmente los informales, respecto del mes anterior, pero todavía por debajo de los del año anterior. Cuando uno compara año contra año, todavía los ingresos están por debajo.
Esa situación de los ingresos que recuperan lenta y parcialmente hace que todo aquel que depende del mercado interno esté complicado…
Así es. Por un lado, tenemos lo que depende del mercado interno que efectivamente está complicado. Y ahí hay que tener en cuenta que más del 60% de la demanda agregada se explica por el consumo interno y por el gasto público. El gasto público, por definición, está complicado. El déficit cero obliga a bajar los gastos, y es una situación que se da en los tres niveles de gobierno. Entonces, obviamente la demanda interna está deprimida y en lo externo, el tipo de cambio no estaría ayudando a aquellas empresas que son menos competitivas o que están en sectores menos competitivos. Porque recordemos que respecto al tipo de cambio, el salto devaluatorio de diciembre fue prácticamente erosionado por la inflación que hubo de diciembre hasta ahora.
En materia cambiaria estamos viendo que el principal socio de Argentina que es Brasil sigue devaluando mientras aquí el peso se sigue apreciando, ¿qué puede ocurrir con eso? Porque algunos encendieron luces rojas ya…
Sin lugar a dudas. Ahí existe un gran desafío. Brasil es nuestro principal socio comercial y, como bien decís, ha devaluado 13% su moneda en el año, lo que no es un tema menor, mientras que nosotros la hemos apreciado. Así que ahí hay un desafío grande y probablemente se va a notar, o casi con seguridad se va a notar mucho en el turismo. Muchos argentinos van a ir a Brasil este año, a diferencia de lo que sucedió el año anterior, así que lamentablemente parecería que no va a ser una buena temporada para los destinos locales.
Y esto de que se repite tanto de que estamos muy caros en dólares, ¿qué pasa con eso?, ¿qué tanto complica?
Obviamente ahí abro un signo de interrogación de qué pasa en el caso de que disminuya las condiciones para importar, o que se promueva una apertura de importación, lo que puede generar un perjuicio muy grande en las pymes. Recordemos lo que pasó en los ’90. Argentina tiene un problema de competitividad serio por el lado de las cuestiones tributarias y laborales que históricamente lo han tratado de arreglar con tipo de cambio, pero esa receta dura muy poco. En unos meses la inflación se encarga de erosionar ese salto devaluatorio, con lo cual no termina sirviendo para nada, sólo para generar más pobres. Por eso es que el gobierno está empecinado en no devaluar. A eso Caputo lo tiene claro y al salto devaluatorio ya lo hizo al principio como para tener tiempo para generar reformas que le permitan alcanzar competitividad sin la devaluación. La pregunta es si lo va a lograr. Lo que sí es cierto es que el sector empresario y fundamentalmente pyme está preocupado.
¿Y para adelante, cómo se ve el sendero a partir de una situación como la actual?
Argentina tiene un gran desafío de corto plazo, más que de mediano y largo plazo. Si soluciona su principal talón de Aquiles, que es la falta de reservas y para lo cual vino utilizando el puente del blanqueo, que le ha servido para que ingresen 20.000 millones de dólares. Luego de este puente habrá que ver si la cosecha fina acompaña, para eso el clima es clave, y luego la gruesa que es más importante todavía. Pero hay que llegar a la cosecha gruesa… Y después hay que ver las decisiones que se van tomando. Y sumemos a Trump, porque después del triunfo en las elecciones los mercados festejaron, pero después vendrá seguramente una apreciación del dólar y posiblemente una caída del valor de las commodities, que nos puede llegar a impactar. Y además, lo importante es que se espera una mayor protección de Estados Unidos, que puede tener impacto en el comercio internacional. Por eso habrá que ver cómo se desenvuelve el mercado internacional en los próximos meses, pero por ahora, digamos, el desafío argentino es conseguir reservas y acá sí el triunfo de Trump puede servir porque puede generar alguna ayuda a la hora de un acuerdo con el Fondo Monetario que descomprima los compromisos que hay para el pago de deuda.
¿Se puede decir si estamos mejor o peor que en diciembre pasado?
Sí, yo creo que estamos mejor. En diciembre era todo incertidumbre. No sabíamos si el gobierno que había ganado iba a dolarizar como había prometido, con lo cual si dolarizaba hoy tendríamos un dólar muchísimo más alto que este. Y probablemente no sabíamos si iba a terminar con el cepo o no, y si iba a eliminar el Banco Central, que es lo que decía. Contrariamente a todo lo que dijo en campaña, no dolarizó, no eliminó al Banco Central, sino que de una manera completamente pragmática y muy heterodoxa, mantuvo el dólar blend, siguió interviniendo en el tipo de cambio cuando la brecha se fue alta, y por supuesto que el Banco Central, de una manera diferente, pero en el fondo, terminó licuando gran parte de la deuda en pesos.