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Entrevista al dibujante Ares: "La inspiración llega cuando se tiene mucha información"

El cubano Arístides Hernández Guerrero es uno de los humoristas gráficos más reconocidos en todo el mundo. Su tratamiento de lo que fue la pandemia del Covid-19 le valió numerosos premios. Aquí nos cuenta su historia y recorrido en el arte.

Es uno de los máximos referentes del humor gráfico a nivel mundial. Ha ganado numerosos certámenes por todo el planeta con sus dibujos, en los que concentra el mensaje como ninguno sólo en la imagen. Pertenece a una camada de artistas plásticos cubanos que se destacan por su pincel, pero también por el análisis crítico que realiza de los temas de actualidad. Su nombre es Arístides Hernández Guerrero, pero todos lo conocemos como Ares, y en el marco de esta pandemia ha ilustrado de manera magistral lo vivido por la Tierra ante el Covid-19.

“Nací en La Habana, donde pasé mi infancia normal, jugando en la calle con las actividades propias de los niños. Siempre dibujando, dice mi madre que dibujaba desde los 3 años, siempre me gustó y mantuve ese interés por el dibujo y la pintura por mucho tiempo, por las artes visuales en general”, sostiene Ares, que recuerda su vida de pequeño diciendo: “No hay artistas en mi familia, no lo había antes de mí; mi madre era costurera y mi padre tabaquero, y recuerdo que de pequeño mi sueño era ser tabaquero, no tenía otra pretensión fuera de eso. Por lo tanto, todo el aprendizaje vinculado con las artes visuales no tuvo un acompañamiento de alguien que supiera sobre el tema, aunque mis padres siempre estimularon lo que me gustaba, me compraban libros y materiales, les gustaba que a mí me interesara dibujar”.

- ¿Cómo fue su formación como artista?

- Por esto que explicaba no tuve mucha formación ordinaria en el arte, todo lo que sé de las artes visuales, en general lo fui aprendiendo sin ningún entrenamiento organizado. Soy médico, psiquiatra, y durante mucho tiempo lo que hice fue estudiar y trabajar como médico, por lo que mi trabajo oficial como dibujante comenzó a los 20 años, es decir, ya estudiando 3er año de medicina. Mi formación en el arte es autodidacta, y lo aprendí con el esfuerzo, con ver a los demás, con la práctica y la experimentación.

- Su trabajo trascendió de Cuba y es reconocido en todo el mundo, con muchos reconocimientos, ¿cómo se dio ese salto?

- Actualmente me parece más fácil, con las nuevas tecnologías, lograr colocarse en un universo más amplio de interlocutores cuando estás creando obras de artes visuales. Cuando comencé era todo más difícil, más si uno es cubano, por ser un país bloqueado al que no llegaban publicaciones extranjeras, era difícil publicar en otros espacios fuera del país. Fue un proceso paulatino, de participación en concursos internacionales, que eran una puerta para mostrar a mis colegas del mundo lo que estaba haciendo y, a la vez, una posibilidad de recibir a través de los catálogos información de lo que estaban haciendo otros colegas. De manera paulatina fueron apareciendo mis trabajos en esos catálogos y abrieron el camino para dar a conocerlo. Luego, mi participación como jurado en eventos, en otro tipo de exposiciones, también amplificó el reconocimiento y se intensificó con la publicación en revistas.

En este sentido, Ares considera que tuvo una gran ventaja al buscar decir todo en sus obras sólo con la imagen, “a los textos los utilizo esporádicamente, y esa manera de comunicar te abre espacios más grandes, porque no está la limitante que pone el idioma”, dijo el artista cubano, que agregó: “Por otro lado, el tipo de trabajo que hago no se amarra a localismos, aunque la mayoría de las ideas surgen de situaciones locales, pero el hombre es bastante similar en cualquier lugar del mundo y trato de transmitir las ideas para más personas”.

- ¿Qué referentes han guiado su trabajo?

- Cuando comencé a trabajar, las primeras influencias de mi labor como caricaturistas estuvieron relacionadas con el humor gráfico de Cuba de los años ‘80, que eran los artistas que yo seguía, como la publicación “DDT”, en la que se nuclearon algunos de los nombres más importantes de la caricatura cubana. Carlucho, Manuel, Tomy formaban un equipo que hacía un tipo de humor que resultó ser lo que a mí me interesaba hacer. Fueron las primeras influencias y empecé a publicar como colaborador. Después, el vínculo con el humor gráfico internacional comenzó a dejar huellas en mi trabajo, con algunas cosas de Europa del este o del humor francés, marcaron mi trabajo y luego la influencia se amplificó con la literatura, el cine y la pintura; siempre salgo a buscar qué cosas me llaman la atención y dejan huella en mi trabajo.

- ¿Cómo va formando su estilo un artista? ¿Implica mucho estudio y observación?

- Creo que el estilo se crea por las influencias, por las expresiones que resultan más cercanas y después uno asimila como fórmula o manera de decir. Una vez que llega a uno, se le pone la personalidad, lo propio del creador, que tiene que ver con tus patrones culturales, con tu manera de ver el mundo. Cuando uno va creando, comienza un proceso de decantación que hay cosas que salen de un modo que parece ser bueno y otras que parecen malas, y en ese camino se descartan las cosas que gustan menos, mientras se fortalecen aquellas de mayor valor. En ese proceso evolutivo surge lo propio, yo traté de armar un estilo que se preocupa mucho por lo visual, del humor gráfico, con un criterio personal de hacer arte. No me interesa transmitir un mensaje de manera fácil, sino que me interesa decirlo con una cualidad artística que le otorgue un valor agregado.

- ¿Cómo llega la inspiración para una idea que luego se refleja en el trabajo?

- Algunas lo hacen como en los dibujitos, con la musa que inspira, pero estoy convencido de que nada viene de pronto por gusto, todo es un proceso de sedimentación de información, visual y de contenidos que en algún momento encuentra la conjunción. A veces, esa síntesis de la que surge una idea llega de un flechazo, como la musa que dibujan, pero otras veces es un proceso más difícil, en el que uno se sienta a elaborar la idea específica y de las imágenes que tiene se elabora un trabajo artesanal desde lo visual, porque hay que encontrar la manera de transmitirlo. Se unen cosas en el pensamiento, siempre lo describí como un iceberg: lo que ve la gente es el pedacito de hielo que está por encima del agua, pero para que eso se mantenga flotando tiene que estar soportado por la otra parte que va por debajo. La inspiración surge porque tienes información, mientras más información tengas, mayores sean tus intereses, más cosas se busquen en el mundo visual, más discutas con los demás sobre diferentes temas, más elementos se tienen para soportar ese pedacito que ve la gente en la caricatura final. El humor gráfico sólo llega a ser mostrado cuando hay mucho por debajo.

- ¿Qué surge primero: el mensaje a transmitir o la idea del dibujo?

- En mi caso creo que, por lo menos, hay tres fórmulas: está el parto normal en el que vienen idea y dibujo, y salen de un solo viandazo; otra manera es con la idea que está constante, a partir de lo que uno lee o ha visto en las noticias, y el gran trabajo es el de encontrar el dibujo con el que se pueda transmitir, algo que no suele ser fácil; y la otra es a partir de imágenes que me fascinan, por ejemplo, veo a un hombre trabajando en su automóvil, y tomé algún boceto de esa imagen, para la que me propongo crear una idea. Hay otras posibilidades, pero creo que me concentro en esas tres.

- ¿Existen temas que ha decidido no trabajar, que lo ha autocensurado?

- Hay temas que son habituales en mi trabajo, que tienen que ver con el mundo actual, con el hombre, la guerra, la paz, la hipocresía, pero hay otros que no abordo en mis caricaturas. Creo que, como en todas las expresiones, lo importante es que mucha gente toque temas diferentes, no necesariamente todos se concentran en un autor. Hay temas que no me interesan tocar, no es autocensura, simplemente no me interesa hacer un chiste en contra de Fidel, pero lo que quiero decirlo lo digo. Yo me siento cómodo porque tengo diferentes zonas de expresión: una vinculada al humor gráfico, otra la pintura, otra la ilustración, y las cosas que pueden no funcionarme para transmitirlo con una expresión, salto a otra y trato de hacerlo con esa vía.

- Es lógico que no todos los artistas les gusten a todo el mundo, ¿ha recibido respuestas negativas por parte de quienes no coinciden con su trabajo?

- No creo que a todo el mundo le guste el tipo de trabajo que hago, sería absurdo creerlo. Me parece que el tipo de humor que hago tiene un público al que le interesa las ideas que toco y cómo lo hago. Mi humor es más crudo y ácido, y hay mucha gente a la que no le interesa estar viendo esas cosas, o que filosóficamente o políticamente tienen visiones distintas. Sí, he tenido respuestas negativas, pero también muchas positivas de quienes coinciden, son muy agradables y una muestra de que llegamos a mucha gente.

- El mundo globalizado permite a personas de cualquier país conocer su trabajo, ¿cuánto ayuda a la difusión de lo que hace?

- Sí, pienso que es una excelente manera de llegar a mucha gente, y como todas las cosas que suceden en el mundo, y tienen que ver con el ser humano, tienen su lado bueno y el malo. En el mundo globalizado uno puede llegar a otra gente, pero lo que más llega no son los productos culturales de valor, creo que lo que más se difunde son cosas malas. También me preocupa que es una globalización con matices que hacen que lo local a veces desaparezca, se difunde una pseudocultura que pone en un mismo patrón a toda la gente del mundo. No creo que la globalización sea la perfección, deberíamos ver lo mejor de cada lado.

- ¿De qué dibujantes sigue su trabajo?

- Hay muchos que sigo, trato de ver lo que están haciendo, tengo un diapasón bastante amplio, no me gusta decir nombres, prefiero referirme a los clásicos y dejar que los que vienen que se conviertan en clásicos para otra gente. En Argentina, referentes como Quino, Fontanarrosa, Crist, creo que son personas con un trabajo clásico; en México Naranjo, Rius, Elio Flores; en Brasil me gusta mucho lo que hace un dibujante joven como lo es Caú Gómez; voy buscando por el mundo a mucha gente, como el francés Sempé o Adolf Born; es mucha gente la que me ha marcado.

- Si bien la mayoría de los artistas plásticos y humoristas gráficos que se toman como referencia son hombres, hay un listado muy extenso de artistas mujeres que realizan un muy buen trabajo, ¿cuál cree que es la lucha de las mujeres en este ámbito?

- Recientemente, con un equipo de trabajo en el que está mi esposa, que es historiadora del arte de la Universidad de La Habana, presentamos un proyecto con Clacso, con una visión de los movimientos sociales y la caricatura hecha por mujeres en América Latina, por lo que buscaremos el trabajo por mujeres nacidas en Latinoamérica, aunque no vivan aquí. Estamos buscando esos ejemplos de mujeres que con el humor se conectan con la sociedad actual. Es algo que tiene que ver con situaciones políticas y la mujer como cronista creadora de lo que está pasando. Hay muchas haciendo humor gráfico de calidad, de hecho se han realizado exposiciones internacionales de mujeres que han tenido una excelente acogida. La no existencia, durante mucho tiempo, de mujeres caricaturistas es un síntoma más de lo que pasa en este mundo patriarcal. Soy un interesado en esa parte de lo que es el humor gráfico de la mujer.