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La salida es el trabajo

Daniel Menéndez*- Coordinador nacional de Barrios de Pie y subsecretario de Políticas de Integración y Formación de la Secretaría de la Economía Social del Ministerio de Desarrollo Social de la Nación

A esta altura de los acontecimientos es indudable que la pandemia dejó efectos devastadores en todo el mundo. Además del número de víctimas por la enfermedad que lamentablemente sigue en aumento también nos encontramos inmersos en una situación económica muy preocupante y que afecta especialmente a los que menos tienen. Frente a este cuadro tiene que aparecer el Estado ofreciendo una respuesta concreta a la ciudadanía.

Acompañando esa dirección, varios dirigentes sociales y sindicales nos reunimos la semana pasada para presentar el Plan de Desarrollo Humano Integral, una iniciativa que pretende pensar el futuro del país en la pospandemia, haciendo eje en la reactivación económica, laboral y social. Así, nos ponemos como objetivo la ampliación de derechos para todo el conjunto de la población promoviendo además el trabajo digno y la repoblación del territorio reactivando la producción y afrontando la crisis ecológica y sanitaria.

La preocupación principal es que todos aquellos trabajadores de la economía popular y de subsistencia, excluidos del sistema formal hace años, puedan acceder a un salario social, así como también una cobertura de salud y de riesgos de trabajo que les garantice una vida digna. Es en ese sentido que desde el Ministerio de Desarrollo Social lanzamos el plan Obras más Trabajo, poniendo el foco en mejorar la infraestructura de esos barrios, permitiendo avanzar con la reconversión productiva de los planes sociales y comprometiendo a los beneficiarios del programa a realizar una contraprestación laboral. Hay más de cuatro mil barrios populares en nuestro país que requieren que el Estado se involucre y permita la mejora en la calidad de vida y el acceso al empleo de quienes allí viven.

El plan

El plan contempla diversos ejes, como lo es el fortalecimiento de los espacios comunitarios: centros de integración comunitaria, clubes de barrio y comedores podrán realizar refacciones y expandir sus instalaciones. No sólo ello, sino que se van a robustecer los espacios propios de la economía popular apoyando a los talleres de producción y mejorando los espacios de comercialización. Por otro lado, también tendrá lugar la urbanización del hábitat en los barrios populares con la construcción de veredas, mejorando la accesibilidad y creando espacios públicos verdes que hoy son microbasurales.

Nadie eligió vivir en esta pandemia, pero debemos enfrentarla con las mejores armas. Nos coloca frente a una oportunidad histórica: empezar a revertir la deuda histórica de nuestro país con los más postergados. Para lograrlo, tenemos la certeza que lo que hay que hacer es generar trabajo. Por eso es de vital importancia articular una red entre el Estado nacional, las gobernaciones, las intendencias y los movimientos populares. Desde allí, acompañar a las diferentes unidades productivas que ya desarrollan empleo, fortaleciendo sus posibilidades, así como también abriendo nuevos horizontes productivos que se expandan en todo el territorio nacional, dando trabajo genuino a aquellos argentinos que hoy no gozan de esa posibilidad. Saldremos de la pobreza y la marginación produciendo trabajo, motor esencial para devolverle a nuestra gente el derecho a un futuro venturoso y a una vida digna.