Es una tapa sugerente la de “Sangre”. Casi podría decirse una invitación a chuparse los dedos con el líquido vital de una literatura absolutamente nueva en la ciudad: la del terror brutal. Sólo que no todos los paladares son aptos para los manjares ficcionales de la perversión. Y la tapa de “Sangre” es una invitación adánica (o mejor aún, “évica”) a morder un fruto prohibido que conlleva alucinaciones en el reino natural y que, a su vez, naturaliza realidades en el reino sobrenatural. Y morder de la prosa palpitante de Virginia Ventura es adentrarse, por ejemplo, en la psicología de una mujer que asesina a sus hija como último modo de ejercer poder sobre un marido fugitivo. O padecer con un hombre desquiciado el hambre de “la creatura” que sólo él puede ver y le reclama animales pequeños hasta que empieza a pedirle seres humanos. O ingresar en el reino ezquizo-poético de “Recuerdos de Santa Rita” (acaso el mejor cuento del libro) donde una anciana es vampirizada por su novio muerto hace más de un siglo y cuya sangre lo mantiene joven a él y le retrasa la muerte a ella.
Sí, “Sangre” es una tentación más digna de los frutos de Lillith que de Eva. Un llamamiento para adentrarse en laberintos retorcidos de un imaginario absolutamente nuevo en las dos Villas. Se trata de una prosa inconcebible fuera del siglo veintiuno y que abreva directamente en los best-sellers de Anne Rice (“Entrevista con el vampiro”) y en el nuevo gótico; pero también en la tradición más rica de la literatura fantástica universal (Cortázar y Poe, Borges y Bram Stoker) abriendo una fabulosa puerta de ingreso a lectores jóvenes. Este diamante que empieza a brillar en el cielo casi vacío de la narrativa local y provincial, se llama Virginia Ventura y es de Villa Nueva. Y como en las pelis de Drácula, nos pide que entremos a su maravilloso mundo por nuestra propia voluntad.
Entrevista con la vampira
-¿Cómo es que te das a conocer como “La Vampira” y firmás así la solapa de tu libro?
-Es un sobrenombre que me puso Daniel Teobaldi, mi director de tesis en la Universidad Católica de Córdoba. Como elegí hacer mi trabajo final con “Entrevista con el vampiro” de Anne Rice, cada vez que nos veíamos, me decía “¿Y, Vampi? ¿Cómo va tu trabajo?”. De ahí que adopté ese nombre. Esa tesis definió no sólo mi carrera sino también mi identidad y mi futuro.
-¿Y cómo fue esa tesis?
-Tuvo muchísimas páginas porque para hablar de ese libro tuve que explicar un montón de cosas sobre vampirismo y el gótico. Y en Argentina casi no hay bibliografía. Tuve que leer mucho en inglés y artículos sueltos en internet, desde el romanticismo hasta la posmodernidad.
-¿Y cómo definirías “lo gótico”?
-Es aceptar que todos tenemos un lado oscuro y que hay mucha verdad en esa oscuridad. Porque la verdad no siempre está en la luz, que a veces encandila. Y por eso tenemos que adentrarnos en la noche y en nosotros.
-¿Cómo surge la necesidad de reeditar tu ópera prima?
-Porque cada vez que salíamos a alguna feria independiente con “Apócrifa” me pedían el libro para comprarlo. Y yo les decía que estaba agotado. Pero no sólo me lo pedían en las ferias sino también en los encuentros de poetas y narradores, congresos e incluso en mis clases de literatura en la UNVM. Tengo dos ejemplares de la primera edición; uno está hecho pelota de tanto corregirlo y el otro está nuevito. Es de recuerdo (risas).
-Y entonces aprovechaste que sos la “tercera parte” de una editorial para publicarlo…
-Sí, pero sola no hubiera podido decidir nada. Fueron Darío (Falconi) y Guille (Yáñez) los que me empezaron a agitar para que hiciéramos la reedición. Y por cierto decidí que sí. Lo mejor era sacarlo por “Apócrifa” para apostar al proyecto y demostrar que creo en él.
-Sin embargo, tu nueva edición quedó bastante más larga…
-Es que cuando la empecé a preparar noté que había muchos errores en la anterior. No sólo ortográficos sino de los otros, cosas puntuales de los cuentos que merecían ser mejor desarrolladas, como las ideas y los personajes. Eran cosas que yo las tenía claras en la teoría pero que no había podido cristalizar tan bien en los textos. Así que de a poco todo el libro fue quedando más largo y ahora estoy mucho más conforme con el resultado final.
-¿El desarrollo de personajes te implicó un cambio de estilo?
-No. Y ese fue un tema crucial. No quise cambiar el estilo para ser respetuosa con el momento en que fueron escritos. Y algo así decía Abelardo Castillo, a quien tuve la oportunidad de entrevistar antes de su muerte. Él decía que uno se convierte en otra persona después de escribir un libro. Y que por más que ya no lo escribirías más así, en ese momento lo hiciste. Y hay que respetar a esa otra persona que funo fue hace tiempo.
-¿Cómo será la presentación de esta noche?
-Le pedí a Javier Páez y Hernán Cuello que me presenten. El primero en calidad de colega escritor y “amigo del estilo oscuro”; el segundo como próximo autor que publicaremos en “Apócrifa”y alumno de un taller que dicté muchos años, también de un estilo oscuro. La música va a venir de la mano de Carly Odri, una grossa total...
Iván Wielikosielek. Puntal Villa María
Comentá esta nota
Entrevista con la vampira
-¿Cómo es que te das a conocer como “La Vampira” y firmás así la solapa de tu libro?
-Es un sobrenombre que me puso Daniel Teobaldi, mi director de tesis en la Universidad Católica de Córdoba. Como elegí hacer mi trabajo final con “Entrevista con el vampiro” de Anne Rice, cada vez que nos veíamos, me decía “¿Y, Vampi? ¿Cómo va tu trabajo?”. De ahí que adopté ese nombre. Esa tesis definió no sólo mi carrera sino también mi identidad y mi futuro.
-¿Y cómo fue esa tesis?
-Tuvo muchísimas páginas porque para hablar de ese libro tuve que explicar un montón de cosas sobre vampirismo y el gótico. Y en Argentina casi no hay bibliografía. Tuve que leer mucho en inglés y artículos sueltos en internet, desde el romanticismo hasta la posmodernidad.
-¿Y cómo definirías “lo gótico”?
-Es aceptar que todos tenemos un lado oscuro y que hay mucha verdad en esa oscuridad. Porque la verdad no siempre está en la luz, que a veces encandila. Y por eso tenemos que adentrarnos en la noche y en nosotros.
-¿Cómo surge la necesidad de reeditar tu ópera prima?
-Porque cada vez que salíamos a alguna feria independiente con “Apócrifa” me pedían el libro para comprarlo. Y yo les decía que estaba agotado. Pero no sólo me lo pedían en las ferias sino también en los encuentros de poetas y narradores, congresos e incluso en mis clases de literatura en la UNVM. Tengo dos ejemplares de la primera edición; uno está hecho pelota de tanto corregirlo y el otro está nuevito. Es de recuerdo (risas).
-Y entonces aprovechaste que sos la “tercera parte” de una editorial para publicarlo…
-Sí, pero sola no hubiera podido decidir nada. Fueron Darío (Falconi) y Guille (Yáñez) los que me empezaron a agitar para que hiciéramos la reedición. Y por cierto decidí que sí. Lo mejor era sacarlo por “Apócrifa” para apostar al proyecto y demostrar que creo en él.
-Sin embargo, tu nueva edición quedó bastante más larga…
-Es que cuando la empecé a preparar noté que había muchos errores en la anterior. No sólo ortográficos sino de los otros, cosas puntuales de los cuentos que merecían ser mejor desarrolladas, como las ideas y los personajes. Eran cosas que yo las tenía claras en la teoría pero que no había podido cristalizar tan bien en los textos. Así que de a poco todo el libro fue quedando más largo y ahora estoy mucho más conforme con el resultado final.
-¿El desarrollo de personajes te implicó un cambio de estilo?
-No. Y ese fue un tema crucial. No quise cambiar el estilo para ser respetuosa con el momento en que fueron escritos. Y algo así decía Abelardo Castillo, a quien tuve la oportunidad de entrevistar antes de su muerte. Él decía que uno se convierte en otra persona después de escribir un libro. Y que por más que ya no lo escribirías más así, en ese momento lo hiciste. Y hay que respetar a esa otra persona que funo fue hace tiempo.
-¿Cómo será la presentación de esta noche?
-Le pedí a Javier Páez y Hernán Cuello que me presenten. El primero en calidad de colega escritor y “amigo del estilo oscuro”; el segundo como próximo autor que publicaremos en “Apócrifa”y alumno de un taller que dicté muchos años, también de un estilo oscuro. La música va a venir de la mano de Carly Odri, una grossa total...
Iván Wielikosielek. Puntal Villa María