Estudiantes fue superior en la etapa inicial, marcó el gol y terminó justificando la víctoria por 1 a 0 ante Lautaro Roncedo, lo que lo dejó cómo único puntero del torneo Apertura cuando se llevan disputadas cuatro fechas.
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El Celeste se quedó con los tres puntos gracias al gol que convirtió Matías Montejano, a los 3 minutos de iniciadas las acciones.
En esa etapa inicial, el León fue superior e incluso podría haberse ido al descanso con una diferencia más amplia, en el complemento no fue el mismo y si bien no sufrió, terminó con algún susto.
La tarde no pudo empezar mejor para los dirigidos por Seferino Flores. En la primera estocada a fondo llegó al gol. Alvaro Cuello comandó un avance por el centro del campo, habilitó en forma perfecta la trepada de Nicolás Fenoglio por la derecha, el lateral envió el centro pasado para que por el otro sector apareciera Matías Montejano, quien definió con un potente remate que se metió contra el travesaño superando a Alan Pertile.
Con la ventaja, el Celeste fue dueño absoluto del juego. Dominó pelota y terreno y cuando apretaba ponía en aprietos a la defensa visitante.
Esa diferencia en el juego la conseguía en la buena sociedad que armaban por momentos Flores y Cuello, más la intención de utilizar siempre el ancho de la cancha, siempre con la intención de jugar a ras de piso.
Roncedo no le encontraba la vuelta al partido y le costaba mucho llegar con cierto peligro hacia el arco defendido por Bigo.
Pero la diferencia que marcaba en terreno de juego, Estudiantes no la podía cristalizar en la red.
Montejano, en tres oportunidades, Cuello, Bruna y Rigo estuvieron cerca del gol, pero al descanso se fueron solamente 1 a 0.
El complemento ya no fue el mismo. Estudiantes no pudo repetir todo lo bueno que había realizado en la etapa inicial. Flores no fue el mismo y la pelota ya no fue de su absoluto dominio.
Esto posibilitó que Roncedo se empezara a animar. Al ver que su rival ya no lo dominaba como en el primer tiempo, comenzó a adelantarse en el terreno. Aunque ese crecimiento estuvo más que nada acompañado por las ganas y el corazón con los que empezó a disputar cada pelota.
El mediocampo del Doctor se adueñó del sector, ante un Estudiantes que no lograba amigarse con la pelota.
A los 12, el equipo gigenense tuvo una clara chance como para empardar el resultado. Si la jugada no terminó en gol fue por la excelente respuesta del arquero Joaquín Bigo, quien voló sobre su derecha y manoteó al tiro de esquina un preciso golpe de cabeza de Alejo Quiroga que llevaba destino de red.
Roncedo sintió un golpe fuerte cuando a los 29 se quedó con uno menos por la expulsión -por doble amarilla- de Romero.
Pero contrariamente a lo que se pensaba, esa diferencia no se sintió en el juego. Estudiantes no pudo reencontrar su rendimiento. Por eso Roncedo contó con otras dos aproximaciones. En la primera, Bigo estuvo rápido para cortar ante Toledo, y en la última, un remate de Oviedo que se fue apenas desviado.
Estudiantes ganó y estuvo bien porque en el primer tiempo fue muy superior, más allá de que en la etapa final no pudo repetir y permitió el crecimiento de su rival.
José Luis Debernardi
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En esa etapa inicial, el León fue superior e incluso podría haberse ido al descanso con una diferencia más amplia, en el complemento no fue el mismo y si bien no sufrió, terminó con algún susto.
La tarde no pudo empezar mejor para los dirigidos por Seferino Flores. En la primera estocada a fondo llegó al gol. Alvaro Cuello comandó un avance por el centro del campo, habilitó en forma perfecta la trepada de Nicolás Fenoglio por la derecha, el lateral envió el centro pasado para que por el otro sector apareciera Matías Montejano, quien definió con un potente remate que se metió contra el travesaño superando a Alan Pertile.
Con la ventaja, el Celeste fue dueño absoluto del juego. Dominó pelota y terreno y cuando apretaba ponía en aprietos a la defensa visitante.
Esa diferencia en el juego la conseguía en la buena sociedad que armaban por momentos Flores y Cuello, más la intención de utilizar siempre el ancho de la cancha, siempre con la intención de jugar a ras de piso.
Roncedo no le encontraba la vuelta al partido y le costaba mucho llegar con cierto peligro hacia el arco defendido por Bigo.
Pero la diferencia que marcaba en terreno de juego, Estudiantes no la podía cristalizar en la red.
Montejano, en tres oportunidades, Cuello, Bruna y Rigo estuvieron cerca del gol, pero al descanso se fueron solamente 1 a 0.
El complemento ya no fue el mismo. Estudiantes no pudo repetir todo lo bueno que había realizado en la etapa inicial. Flores no fue el mismo y la pelota ya no fue de su absoluto dominio.
Esto posibilitó que Roncedo se empezara a animar. Al ver que su rival ya no lo dominaba como en el primer tiempo, comenzó a adelantarse en el terreno. Aunque ese crecimiento estuvo más que nada acompañado por las ganas y el corazón con los que empezó a disputar cada pelota.
El mediocampo del Doctor se adueñó del sector, ante un Estudiantes que no lograba amigarse con la pelota.
A los 12, el equipo gigenense tuvo una clara chance como para empardar el resultado. Si la jugada no terminó en gol fue por la excelente respuesta del arquero Joaquín Bigo, quien voló sobre su derecha y manoteó al tiro de esquina un preciso golpe de cabeza de Alejo Quiroga que llevaba destino de red.
Roncedo sintió un golpe fuerte cuando a los 29 se quedó con uno menos por la expulsión -por doble amarilla- de Romero.
Pero contrariamente a lo que se pensaba, esa diferencia no se sintió en el juego. Estudiantes no pudo reencontrar su rendimiento. Por eso Roncedo contó con otras dos aproximaciones. En la primera, Bigo estuvo rápido para cortar ante Toledo, y en la última, un remate de Oviedo que se fue apenas desviado.
Estudiantes ganó y estuvo bien porque en el primer tiempo fue muy superior, más allá de que en la etapa final no pudo repetir y permitió el crecimiento de su rival.
José Luis Debernardi